Viernes.


            -Viernes tarde… menos mal que se celebra el cumpleaños, o mejor dicho cena.-

            … Se reúne con un amigo para tomar un café, entran y piden un bombón y un té con miel. Los dos amigos comienzan a hablar de cómo les ha ido la semana pero un tema le llamó la atención…

            -Hoy es la cena de Luís, ¿vendrás no Miguel?-

            Mirando el café y dando vueltas como si intentara ver algo en el fondo responde –Claro, no tengo nada que hacer.-

            -Es a las diez, así que podemos ir a prepararnos mientras.-

            Se toman el café y el té y tras compartir un poco de tiempo con risas, cada uno se dirige a su casa a descansar y prepararse.

            Pasa las horas y se vuelve a reunir pero con más gente. Tras cenar deciden tomar algo. Se piden algo y tras hablar largo y tendido se escucha en la mente el nombre de una mujer. Extrañado intenta saber que ha pasado pero no consigue respuesta y vuelve a escuchar el nombre de la mujer. Bastante confuso decide irse a su casa y terminar la noche por hoy.

            Al llegar, se dirige al aseo y se echa agua en la cara para que de un modo u otro se le fuera esa sensación de antes. Entra en su dormitorio y el silencio se adueña de la habitación, pero es interrumpido por la presencia de dos fantasmas: un hombre mediana edad y una joven.

            -Aquí estamos, para que te acuerdes de nosotros y maldecirte la vida…- Responden ambos al unísono.

            El chaval tumbado en la cama se incorpora mirando a las dos apariciones, pero en especial en la joven diciéndole. –He vuelto a soñar contigo.-

            La joven le pregunta. -¿Te ha gustado?-

            Con una lágrima en el rostro niega con la cabeza. El hombre le pregunta. -¿Podemos saber cómo es?-

            Pero el chaval no contesta, su rostro lleno de furia por la presencia del hombre explota diciendo. –Te odio… Siempre te he odiado y quería que desaparecieras. Pero en el fondo solo quería tu aprobación y que me dijeras lo orgulloso que estás de mí.-

            El hombre le dice. –Nunca vas a madurar, ¿verdad?-

            -No es culpa mía, no puedo evitarlo. Por algo soy tu hijo.-

            -Supongo que sí… Eh, mocoso. Estoy orgulloso de ti.-

            El fantasma del hombre desaparece dejando a la joven y al chaval.

            La joven mira al chaval preguntando. -¿Qué será de mí? ¿Me olvidarás para que desaparezca de tu vida?-

            -Lo siento… Recuerda, soy ilusionista… puedo hacer que crean lo que quiero y desaparecer lo que quiero…- Se levanta de la cama y con un solo chasquido de dedos hizo desaparecer al fantasma, dando la calma que tanto buscaba…

            Aquí estoy de nuevo, llevo unos días que me cuesta levantarme por las mañanas. Sí, me acuesto muy tarde, demasiado tarde. Normalmente a la una cierro todo, me hago una pajilla y a dormir tan feliz.

            Pero ahora me ha llegado las cinco y media de la madrugada y yo aún despierto delante del pc. El motivo una persona, que no diré quién es, así que joderse. Es mujer, para que no me vengáis con mariconadas de “Seguro que es un hombre y es gay.” Nooooo.

            La verdad es que me lo paso bien hablando hasta las tantas con esa persona, a pesar de que luego no hay ni Dios que me levante, porque ya lo hace el despertador. Que le vamos hacer, no me importa dormir poco por quedarme a hablar. Se echaba en falta ese tipo de cosas.

            Tres o cuatro días así y los que me quedan, menos mal que no tengo problemas al despertarme, y tengo el cuerpo acostumbrado a dormir poco. Pero es que es tan guapa y está tan buena, que no dormiría en años. Me cae muy bien la verdad, aunque la conozco de poco. Ya me caerá mejor a medida que pasa el tiempo.

            Ya no se que iba a decir ahora, mmmmmm. Bah, ya me acordaré o no. Como jode eso de que se te olviden las cosas y cuando ya no tiene importancia te acuerdas. En fin… Ya nos veremos en la siguiente actualización.

Al trabajo en The Dead Night

Pues eso que ya he vuelto a seguir escribiendo.